En la madrugada del sábado un convoy de 10 vehículos con personas armadas que simularon ser agentes federales rescataron a 53 reclusos del penal estatal de Cieneguillas en Zacatecas, sin recibir resistencia ni disparar un solo tiro. Entre los presos que se fugaron se encontraban 11 considerados de alta peligrosidad (secuestradores y homicidas) así como dos presuntos miembros de los “zetas”. En tanto, el Senador Ricardo Monreal y la gobernadora Amalia García se hacen acusaciones recíprocas de estar vinculados con el narco. A la indignante impunidad de 98%, ahora se agrega la creciente tendencia de que los delincuentes de alta peligrosidad logren ser liberados por sus cómplices (Tamaulipas, Torreón, Nayarit). Debe reflexionarse sobre el problema del sistema carcelario en México, donde la readaptación o reinserción son impensables, donde predomina el hacinamiento, la corrupción oficial y el autogobierno de los reclusos. Las fugas, los homicidios y los motines se comienzan a hacer más frecuentes. 29 millones de pesos se destinan diariamente a la manutención de 225 mil reclusos, de los que sólo 7% son de alta peligrosidad. Un sistema cada vez más deteriorado donde los verdaderos criminales escapan cuando quieren.
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