Entre el “tridecálogo” de decisiones que anunciara el presidente Peña el pasado 1 de diciembre, una se refería en particular al equilibrio presupuestario: el déficit cero. En concreto, el mandatario anunció que pondría “a consideración del Congreso de la Unión el Paquete Económico 2013, con un cero déficit presupuestal”, lo cual cumplió hace unos días, el 7 de diciembre. En virtud de lo anterior, ha habido voces a favor y en contra. Aquéllos que han visto como positiva la medida, argumentan que es un signo de responsabilidad hacendaria y de continuidad con la política fiscal que ha dado una gran solidez y estabilidad a nuestras finanzas públicas en los últimos 15 años. Aquéllos que han considerado negativa la medida, en general, han señalado que es necesario ampliar el gasto del gobierno, para dar mayores beneficios a la sociedad. No obstante, hay dos finos matices en los que vale la pena detenerse un momento.
El primero tiene que ver con la forma en la cual se hizo el anuncio. La medida fue informada como una decisión responsable –que lo es- y voluntaria de la presente administración. Sin embargo, es también una obligación. El artículo 17 de la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria (LFPRH) señala que el gasto neto total del gobierno debe contribuir al equilibrio presupuestario y, que sólo circunstancialmente, el Paquete Económico puede prever un déficit presupuestario. En este caso, continúa el mismo artículo, el Ejecutivo Federal debe informar al Congreso de la Unión sobre el monto del déficit, las razones que lo motivan y –muy importante- el número de ejercicios fiscales que se tomará eliminarlo. En este sentido, el Paquete Económico 2010 previó un déficit de 60 mil millones de pesos (mmdp), debido a la desaceleración económica derivada de la crisis mundial que inició en 2008. En el Paquete se dispuso que tal déficit se reduciría a 40 mmdp en 2011. Para 2012, el déficit previsto fue de 36 mmdp; para finalmente llegar al equilibrio presupuestario en 2013, cumpliendo así con lo que señala la LFPRH. También es verdad que el Ejecutivo Federal pudo haber justificado esta vez, la necesidad de contar con un déficit presupuestario para 2013 y no lo ha hecho.
El segundo, tiene que ver con lo que es –y lo que no es- según la ley, el equilibrio presupuestario; es decir, el déficit cero. Algunos analistas han dicho que, al señalar el gobierno que el Paquete Económico considera un déficit cero, está mintiendo, porque no se contabilizan el gasto de inversión de PEMEX ni los Requerimientos Financieros del Sector Público (RFSP). No es verdad. Siguiendo al mismo artículo 17 de la LFPRH, el gasto de inversión de PEMEX y los RFSP no se contabilizan para efectos del equilibrio presupuestario. Ello se debe a que son conceptos de deuda distintos del déficit presupuestario, que mide el balance primario del presupuesto; o sea, la diferencia directa entre los ingresos y los gastos anuales del gobierno. Sin embargo, ambos conceptos deben contribuir, al igual que el propio equilibrio presupuestario, a la salud financiera del gobierno. Además, el artículo 107 de la LFPRH establece la obligación de reportar en los informes trimestrales de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público la información respecto de la evolución de estas cifras.
En cualquier caso, sea una decisión que se ha presentado como una medida de responsabilidad, o sea una decisión asumida por el obligado cumplimiento a la ley, lo que es positivo es que el nuevo gobierno ha comenzado, en este punto, dando señales de ambas cosas: responsabilidad y obligación. Y, por otro lado, es importante también clarificar qué se entiende por déficit cero y equilibrio presupuestario, para que no haya dudas ni confusiones al respecto.
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