La sección 22 del sindicato de maestros y la APPO están de vuelta en el Zócalo de la Ciudad de Oaxaca. Tienen de nueva cuenta un amplio pliego petitorio y distraen el tiempo ocupando instalaciones gubernamentales –ahora también federales. El conflicto en Oaxaca fue el primero que debió afrontar la administración Calderón y costó mucho esfuerzo y dinero desactivarlo. Queda por ver hasta donde llegan los maestros y appistas en esta ocasión, pero el escenario de deja vu actual no es un buen indicador de que se haya trabajado fino y forjado una solución de fondo durante el último par de años. No deja de ser preocupante lo sintomático del caso.
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