La disputa legal en torno a la gubernatura de Sonora es la primera prueba de fuego para el sistema de monitoreo de medios del Instituto Federal Electoral. La reforma electoral de 2007 impuso al IFE la obligación de registrar la totalidad de los spots políticos que se transmitan en medios electrónicos. Ahora, el Instituto deberá proporcionar un reporte en torno a la solicitud del PRI de anular el triunfo del candidato panista en Sonora por inequidad en el acceso a medios durante la contienda. El problema estriba en que el sistema del IFE podría haber presentado retrasos o fallas en su operación. Esto abriría un flanco peligroso para el Instituto, que necesita mostrar que los sistemas informáticos a su cargo funcionan con eficiencia y transparencia para mantener la buena imagen que ganó al salir bien librado de la jornada del 5 de julio. El que la millonaria licitación que se realizó para adquirir el equipo de monitoreo esté en la actualidad impugnada no ayuda a dar certidumbre. El peor escenario para el IFE es que no tenga los resultados requeridos en tiempo y forma. Esto incluso haría resurgir el cuestionamiento sobre la capacidad de los actuales consejeros, que ya de por sí se encuentran pobremente evaluados.
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