El escepticismo ante el plan de incentivos fiscales del Presidente Bush y el temor a que las aseguradoras de deuda en Estados Unidos no puedan hacer frente a sus pagos, reavivaron los temores de que la crisis del mercado hipotecario no haya tocado fondo. Ante el pánico que se desató en los mercados financieros mundiales, la Reserva Federal anunció un recorte de 0.75 puntos porcentuales en su tasa de referencia. Dicha medida dio un respiro a los mercados pero también incrementó la incertidumbre sobre la dimensión y consecuencias de la coyuntura económica actual. En ese contexto, el Presidente Calderón señaló que “…no nos quedaremos cruzados de brazos” y que “…estamos preparados para todo”. Si bien es cierto que el tan anunciado gasto en infraestructura puede darle fortaleza y dinamismo a la economía en el corto plazo, no es tan claro que nuestras instituciones y mercados cuenten con la eficiencia y flexibilidad que serán necesarias en caso de que la “desaceleración” resulte ser una “crisis” mayor.
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