Es sorpresivo o casi increíble que el debate electoral no esté centrado en los efectos de la crisis económica en México; es aún más inverosímil que luego de que el eslogan de la campaña presidencial de 2006 posicionaba a Felipe Calderón como “el Presidente del empleo” los cañonazos políticos no hayan tocado el tema, y si lo hicieron no tuvieron mucho efecto. En lo que va del sexenio se han creado sólo 190 mil plazas formales; es decir, el nivel de trabajadores asegurados en el IMSS a mayo 2009 es casi igual al de febrero de 2007 (ver gráfica), lo que implica que hoy México enfrenta dos años perdidos en materia de empleo. Ni siquiera cuando posterior a la contingencia sanitaria el desempleo se disparó nuevamente (entre abril y mayo se perdieron 172 mil plazas) ha habido un embate en demanda de soluciones por parte de la oposición. Aún más, en lo que va del “sexenio del empleo” la expansión de la informalidad cuenta para poco más de 6%. No se entiende por qué con una tendencia creciente del desempleo y de la informalidad la oposición no da ya la estocada final.
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