Tras perder la elección en el estado de Michoacán, el Distrito Federal se convirtió en el último bastión perredista fuera de aquellos que sustenta en coalición. La lección principal del caso michoacano fue el costo de no tener un candidato capaz de fortalecer la unidad de partido y aumentar así la movilización el día de la elección. Si bien Miguel Ángel Mancera ya integró en su equipo de campaña a ex rivales como Joel Ortega -nuevo Coordinador General de la Campaña-, Laura Vázquez, Martí Batres y Carlos Navarrete para fomentar dicha unidad, otros grupos han señalado sus molestias en torno a la determinación de candidatos a las jefaturas delegacionales. La importancia de limar estas asperezas radica en que, de generar una campaña que cante a una voz a través del candidato Mancera en el DF, se tendría una elección con una ventaja electoral sustancial cuyo objetivo paralelo sería la generación de un efecto cascada de votos sobre el candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador.
Según la reciente encuesta de Consulta Mitofsky, aun cuando Beatriz Paredes es más reconocida que Mancera, él presenta una ventaja de 22 puntos sobre la candidata priísta y de 29 sobre la candidata ciudadana del PAN. Al respecto, los números son sustancialmente distintos a aquellos de la encuesta de Demotecnia presentados hace dos semanas donde la diferencia entre Mancera y Paredes era de escasos 3 puntos. Al respecto, el ex procurador capitalino tiene la ventaja de tener un nivel de rechazo menor al de Paredes. Sin embargo, le falta todavía consolidar los fierros de la movilización de la Ciudad, cosa que no tendrá hasta solucionar el problema de las jefaturas delegacionales. En este aspecto, diversos perredistas -particularmente aquellos que integran la Izquierda Democrática Nacional (IDN) liderada por René Bejarano- solicitaron que el método de selección de candidaturas sea a través de encuestas. Todo esto sugiere que esa contienda tampoco tiene un final garantizado.
Aunque paradójicamente fue la IDN la que señaló múltiples quejas en la elección del candidato a la Jefatura del DF, el método de encuestas los favorece pues sustentan la mayor parte de las redes clientelares y popularidad electoral en la ciudad. El problema que podría presentarse está en las negociaciones preestablecidas para la ciudad donde López Obrador habría negociado la candidatura a la Presidencia de la República a cambio de otorgarle la correspondiente al DF a Marcelo Ebrard. La suerte de la unidad del partido por lo tanto residirá ahora en el coordinador del Diálogo para la Reconstrucción de México, Manuel Camacho, encargado en recibir las quejas de las corrientes de la izquierda con tal de asegurar la entrega de las herramientas de movilización a Mancera. Lo único certero es que habrá tensiones al por mayor.
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