En el cuarto Informe de Gobierno de Marcelo Ebrard no hubo pendientes, sólo logros: en seguridad pública y social, educación, equidad de género e inclusive transporte público. Si bien el Jefe de Gobierno ha avanzado en temas importantes para la Ciudad, eso no significa que vaya a lograr capitalizarlos. En parte porque, aunque a muchos les encantaría vivir en el paraíso que Ebrard ve en la Ciudad, nadie más lo ha visto. Además, Ebrard se encuentra atado con sus compromisos.
Para gobernar la Ciudad, el Jefe de Gobierno ha tenido que construir acuerdos con otros grupos del PRD para recibir su cobijo, acuerdos que además de ser muy frágiles, tienen un costo significativo, tanto en recursos como en espacios políticos –como la secretaría de Desarrollo Social– e incluso en votos. Acuerdos que tampoco le han significado ganarse un lugar en el corazón del perredismo.
El Jefe de Gobierno tiene así una bomba de tiempo en las manos, ya que cualquier intento por consolidar su figura iría en el sentido de eliminar la disidencia en puestos clave y cortar los compromisos que le atan a su primer competidor y principal obstáculo en la carrera presidencial, López Obrador.
La reproducción total de este contenido no está permitida sin autorización previa de CIDAC. Para su reproducción parcial se requiere agregar el link a la publicación en cidac.org. Todas las imágenes, gráficos y videos pueden retomarse con el crédito correspondiente, sin modificaciones y con un link a la publicación original en cidac.org