Los resultados del concurso de selección de docentes para la educación básica pusieron números a una realidad conocida: la pobre preparación de la mayoría de quienes aspiran a ocupar plazas en las escuelas públicas. Apenas el 25% de los candidatos cuenta con el nivel adecuado para impartir clases –a pesar de que muchos laboran ya en la actualidad como docentes temporales. La selección competitiva de maestros es uno de los mecanismos más poderosos para mejorar la maltrecha calidad educativa en México. El examen es un avance importante en este sentido y contrasta con la vieja práctica de vender o heredar plazas. Sin embargo, los asegunes son todavía demasiados. El órgano de evaluación encargado del concurso fue capturado por el sindicato de maestros. Entidades como Oaxaca y Michoacán no participaron en el concurso y otras como el D.F. se pudieron haber reservado un número importante de plazas para asignación directa. Peor aún, la intención de valorar el mérito desaparece una vez que los maestros ocupan sus plazas. No existen mecanismos para premiar a los buenos maestros y destituir a los malos, el SNTE controla el progreso de los docentes en el escalafón salarial. Establecer definitivamente el mérito en la evaluación del ingreso y desempeño de los docentes mejoraría dramáticamente la calidad de la educación en México, pero implicaría un enfrentamiento directo con el sindicato, que perdería su principal fuente de control político y de recursos económicos. Ante esta disyuntiva, tanto el Gobierno Federal, como los estatales –en su relación con las secciones sindicales– han privilegiado una vez más lo político-clientelar sobre lo educativo.
La reproducción total de este contenido no está permitida sin autorización previa de CIDAC. Para su reproducción parcial se requiere agregar el link a la publicación en cidac.org. Todas las imágenes, gráficos y videos pueden retomarse con el crédito correspondiente, sin modificaciones y con un link a la publicación original en cidac.org