Los segundos pisos, las playas artificiales, las pistas de hielo, el padrinazgo a quinceañeras, los apoyos a adultos mayores y el ya anunciado carnaval al estilo Río de Janeiro tienen un costo para la ciudad. Los capitalinos, al día de hoy, tal vez no han resentido tanto el “gasolinazo” como el “predialazo”, el cual incrementó los costos del impuesto predial sobre bienes inmuebles hasta en un 300% en algunos casos. Un ejemplo de que de algún lado deben obtenerse parte de los recursos para financiar el despilfarro. Ahora Felipe Calderón propone un Tren Suburbano y queda en el aire la pregunta de si esta obra es realmente necesaria o es una más de las políticas populistas de alta visibilidad, rentabilidad electoral y, claro, costo para el erario y los ciudadanos.
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