Ante la exigencia de gobiernos estatales y municipales por recursos adicionales, el secretario Carstens abrió la puerta a la bursatilización de sus ingresos recaudatorios futuros. Esto significa pedir prestado contra los impuestos que se cobrarán en los próximos años, así como contra los recursos disponibles en el Fondo de Estabilización de Ingresos de las Entidades Federativas (FEIEF). Esta es una opción cuando menos riesgosa. Es cierto que permite hacerse de recursos en el corto plazo, pero también obliga al emisor a sujetarse a la férrea disciplina de hacer mejores estimaciones de sus ingresos futuros, así como implementar procesos de gasto más estrictos, eficientes y frugales. De lo contrario, estados y municipios no estarían en posibilidad de asegurar el pago del capital más los intereses que una operación bursátil de esta naturaleza implica. El riesgo –ante la evidencia histórica de la indisciplina de muchos gobiernos locales en el ejercicio del gasto– es tapar un hoyo para hacer otro más grande.
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