La política fiscal no da para más dada la baja recaudación y la política monetaria parece no surtir el efecto deseado. Sucede que la salida de divisas del país es tal que las acciones del Banco Central parecen inoperantes. Lo que está pasando es que desde el fondo asoma la sombra de un monstruo: una balanza de pagos deficitaria. Dos ejemplos: la relación del peso frente al dólar sigue la misma tendencia de depreciación constante, y en la subasta de CETES de esta semana no sólo no bajaron las tasas sino que subieron respecto a la semana anterior. Es relevante preguntar si el conservadurismo de Banxico es adecuado. La respuesta es aún incierta. Si bien el comportamiento de las tasas y la paridad con el dólar indican la necesidad de una política monetaria más agresiva (como en Brasil y Chile), el más reciente resultado de la inflación (+0.17% en la primera quincena de febrero) explica la aversión al riesgo del Banco. Lo que sí es una realidad es que una política fiscal insuficiente junto a una monetaria poco efectiva es una muy mala combinación. La moneda está “en el aire” y hoy más que nunca la estabilidad macroeconómica de México depende del Banco Central.
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