La más reciente estimación de Hacienda indica una contracción de -2.8% en el PIB para 2009. Más aún, para 2010 el pronóstico es ya de una recuperación de 2%. La tendencia negativa de este año no está a discusión; lo que deja duda es si la inflexión será tal que permita una recuperación de corto plazo superior al incremento del PIB registrado sólo un año antes (+1.8%). ¿Es este un escenario factible? Sí, con optimismo y con algunos supuestos. La estimación de 2010 depende de dos factores: el crecimiento de Estados Unidos (estimado en +1.9%) y un balance fiscal al mismo nivel de 2009 (-1.8% del PIB). El primer factor contribuye vía el incremento de demanda de exportaciones mexicanas, y explicaría aproximadamente la tercera parte del crecimiento esperado para 2010 (unos 0.7pp). El segundo factor debería explicar el resto. Sostener el balance fiscal implica gastar menos en términos reales, o bien conseguir fuentes adicionales de ingresos directos. Hacienda opta por la segunda. Lo que no queda claro es cómo, pues indica que los ingresos adicionales vendrán de excedentes de operación de Banxico, ahorros de ejercicios anteriores, y como efecto de incorporación de “medidas fiscales”. ¿Cuáles son esas medidas? Esa es la pregunta. Quizás se podría abrir la puerta para una nueva reforma fiscal.
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