Al PAN no podría venirle peor ser el partido en el gobierno. El Ejecutivo Federal ha defendido la recuperación económica durante el último año y medio, intentando vincularla con el desempeño de las administraciones panistas. La economía, que gradualmente ha dejado de ser la principal preocupación de los electores, había servido, inclusive, como discurso de salida ante lo que hoy se percibe como el mayor problema: la inseguridad.
Desafortunadamente para el PAN, los resultados de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) muestran una realidad que en poco favorece al discurso oficial: la desigualdad de ingresos se incrementó -en 2010 el ingreso del más rico era de 18.2 veces el ingreso del más pobre, mientras que en 2006 era de 14.1 veces; una proporción importante de la sociedad (9%) depende sustancialmente de la red de seguridad social del gobierno -mostrando la inefectividad de políticas contra la pobreza y la vulnerabilidad de la clase media; y sólo el 4.7% de la población percibe más de seis salarios mínimos (5.3 millones de individuos).
De acuerdo con la ENIGH, el ingreso a precios constantes mostró una disminución de 12.3% durante los últimos dos años. Si bien se esperaba una contracción económica a raíz del alza en los precios de los alimentos a nivel mundial, el incremento en precios de energéticos y los daños colaterales de la recesión mundial -variables ajenas al control de esta administración- el elector medio en México responsabilizará al gobierno en turno.
El PRI, que desde luego aprovechará, se encargará de señalar los malos resultados de la estrategia económica y de defender el discurso de la necesidad de un gobierno con oficio y resultados. La próxima estimación del CONEVAL de pobreza multidimensional, que se predice elevada y en algunas entidades abruptas, podría ser un elemento más en contra del Ejecutivo. Este contexto obliga a un PAN, que se está quedando con poco que presumir, a replantear la construcción de la campaña y su candidato para los comicios de 2012.
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