La virtud de la reforma energética era principalmente de orden político al lograr la anuencia del PRD en el legislativo y del ala opositora dura de López Obrador, cuyos intelectuales la declararon públicamente libre del pecado privatizador. Sin embargo, el encanto de la moderación no duró mucho, AMLO y sus huestes radicales decidieron iniciar acciones de resistencia civil afuera del Senado de la República –obligándolo a sesionar en una sede alterna. Resulta paradójico que mientras los perredistas en el Legislativo avanzan la aprobación de una reforma mínima ajustada a estándares lopezobradoristas, el propio AMLO pierde el crédito de haber llevado la reforma a su estado actual. Las lecciones son para todos. Para AMLO: la radicalización como medio de acción lo está dejando prácticamente solo y aislado de la vía institucional y, el tema energético no podrá ser más su bandera. Para el gobierno: que puede cederlo todo, sin dejar satisfechos a sus más duros opositores.
La reproducción total de este contenido no está permitida sin autorización previa de CIDAC. Para su reproducción parcial se requiere agregar el link a la publicación en cidac.org. Todas las imágenes, gráficos y videos pueden retomarse con el crédito correspondiente, sin modificaciones y con un link a la publicación original en cidac.org
