En un entorno de crisis global, la afectación para México será principalmente en 2 frentes: a) caída en la demanda de productos mexicanos en el extranjero; y b) presiones inflacionarias que no ceden, al contrario se agudizan. Como consecuencia las previsiones de crecimiento económico para 2009 no resultan prometedoras. Pero no todas las noticias son malas, México aún tiene margen de maniobra. Dado el origen externo de la crisis, lo primero que resulta necesario es fijar los ojos en el mercado interno, entenderlo e impulsarlo. Para ello el Gobierno federal no se ha cansado de emitir programas contra-cíclicos de apoyo orientados fundamentalmente al desarrollo de infraestructura y a hacer más eficientes los procesos de licitaciones. Lo relevante en este contexto será el comportamiento de los agentes en el nuevo escenario, tomando en cuenta que la coyuntura de crisis los incita a actuar como lo han hecho en situaciones similares en el pasado:
* Consumidores: gastarán todo su ingreso disponible, orientando su consumo de corto plazo hacia productos básicos, extendiendo los plazos de compras a crédito (inclusive si eso significa dejar de pagar), y restringiendo el ahorro.
* Bancos: incrementarán las tasas de crédito, limitando el otorgamiento de financiamiento y buscando fuentes alternativas de ingreso (léase comisiones).
* Empresarios: tendrán como objetivo central la sobrevivencia y eso se traducirá en menores inversiones, control de gastos, consolidación interna y despidos de personal.
* Gobierno: Motivando a los agentes (aunque sea con estimaciones poco probables).
Lo único seguro es que para 2009 las oportunidades están aquí, y que una crisis de confianza no es buena para nadie.
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