Ante el anuncio no confirmado de que un grupo no identificado tiene en sus manos a dos guerrilleros eperristas desaparecidos, los miembros del EPR están buscando negociar. El llamado a dialogar fue extraño porque no respondía a la lógica tradicional de ese grupo. Más bien, sugiere que constituye un mecanismo de defensa por parte del EPR ante la presunción de que el gobierno federal se aprestaba a actuar de manera decisiva. Parece que este anuncio tocó fibras sensibles, y sin estar seguros sobre qué información pudiera tener el gobierno, optaron por la vía del diálogo. A diferencia de la postura estricta que tomó Juan Camilo Mouriño al asumir su cargo en Gobernación con respecto a grupos armados, esta vez aceptó dialogar, siempre y cuando el EPR suspenda sus acciones de sabotaje. Por un lado, pareciera que el gobierno tiene información suficiente sobre el EPR para sentarse a la mesa de negociación en posición de ventaja. Por otro, también le apuestan, al anunciar su disposición al diálogo, a ganarse a la opinión pública.
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