El Ejército Popular Revolucionario ha planteado su disposición a dialogar con el gobierno (aunque se ha levantado dos veces de una mesa que todavía no se integra). Se especula sobre las motivaciones del EPR para establecer negociaciones con el gobierno (si existe un cerco militar o si bien un sector de la agrupación prefiere institucionalizar su participación política). También hay mucho escepticismo sobre la efectividad de establecer una junta de notorios como facilitadora del diálogo. Para el gobierno es delicado abrir este nuevo frente reconociendo y negociando con un grupo beligerante. No obstante, en la coyuntura actual, el gobierno puede aprovechar para enviar un mensaje a la opinión pública de capacidad de interlocución por parte del Estado y acercarse a un actor que, de no contar con la opción del diálogo, podría articular demandas y acciones con otros grupos radicales. Esta será una prueba de fuego para el gobierno (en particular para Bucareli) respecto de su capacidad de negociación. El escenario se complica también, porque viene el aniversario de la desaparición de los dos miembros del EPR.
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