Más allá de que el proceso para renovar la gubernatura del Estado de México constituya un especie de ensayo general de la elección de 2012, el propio estado representa en si la joya de la corona, principalmente por el número de electores que radican en el estado y el presupuesto con el que cuenta año con año el Gobernador en turno. Estos dos elementos en conjunto -adecuadamente organizados y administrados- podrían ser un factor clave para la elección Presidencial.
Por ello la disputa no es gratuita, tanto por la propia gubernatura como por las respectivas candidaturas en todos los partidos. Para el PRI el nombramiento del candidato es determinante para ampliar o reducir el margen con el que arranque -clave en una campaña que será menos prolongada que lo usual. Para el PAN y PRD que promueven la coalición, el imponer al candidato de su partido hace toda la diferencia -tanto que incluso se ha planteado la posibilidad de postular a un ciudadano o a un priísta despechado como solución. Y para López Obrador saber que tiene al mejor candidato de izquierda, Alejandro Encinas, de su lado, crea una amenaza de desestabilización fuerte para el PRD.
El Gobernador Peña Nieto ha estirado al máximo el periodo para designar al candidato de su partido y en la recta final parece haber tres opciones: Eruviel Ávila, con una larga trayectoria en el PRI local y con una amplia experiencia con el trabajo con las bases; Alfredo del Mazo, con una corta trayectoria, pero con un amplio respaldo de la cúpula política del PRI y del estado -que incluye al llamado Grupo Atlacomulco y ser el hijo de un ex Gobernador del estado; y Ernesto Nemer, quien podría ser el bateador emergente en caso haber conflicto en la designación de alguno de los anteriores.
De lado opositor el PRD estatal y, sobre todo nacional, aún no logra ponerse plenamente de acuerdo sobre apoyar o no la coalición electoral con el PAN. Si bien, el próximo domingo se realizará la consulta ciudadana en la que las condiciones estarían dadas para una aceptación a la coalición PRD-PAN, la presión que estará realizando el grupo de López Obrador a través de la nueva Secretaria General del PRD, Dolores Padierna, podría ser un factor de peso para empezar a construir el fracaso de la coalición.
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