Los resultados del llamado “laboratorio electoral” que es el Estado de México parecen previsibles: el PRI arrasaría, el PRD se colocaría como la segunda fuerza electoral y el PAN quedaría marginado a la tercera posición. Si bien muchas cosas pueden ocurrir hasta el día de la elección Presidencial, lo cierto es que los resultados en el Estado de México establecerán un escenario que condicionará la dinámica electoral de los próximos meses en los distintos partidos políticos.
La victoria de Eruviel Ávila fortalecerá aun más a Enrique Peña Nieto como precandidato rumbo al 2012, así como su poder de negociación respecto a los demás aspirantes del PRI. La expectativa de poder que se estaría generando en el partido podría ser determinante, no sólo para alinear los incentivos de apoyar al candidato rumbo a una repartición de las carteras de una eventual administración priísta, sino antes, para frenar cualquier cambio institucional que ponga en riesgo la victoria de su candidato.
La consolidación del PRD en segundo lugar acabaría por confirmar la trayectoria que llevaba desde 1999 y 2005, elecciones en las que fue gradualmente adquiriendo más votos. Lo que no es de sorprender dado el auge del partido en la Ciudad de México y, más recientemente, el trabajo de base de Andrés Manuel López Obrador. Para el PRD, que desde el principio de la campaña sabía que sería casi imposible obtener la victoria, este segundo lugar no es una mala noticia por dos razones: ante su propia estructura y la opinión pública muestra una izquierda unida gracias a la figura de Alejandro Encinas y; con una victoria del PRI cercana a la estimada en las encuestas, el PRD estaría asegurando casi una tercera parte de los votos en el estado del país con mayor porcentaje de la lista nominal (14.6%). De mantener esta estructura de apoyo, estaría asegurando 4% de votos en 2012. Con este aire de unidad el siguiente reto para el partido será la elección de un candidato que les asegure conservar el gobierno del Distrito Federal.
En el PAN después de presentar a un candidato débil y con errores serios en el manejo de la campaña, un tercer lugar obligaría al partido a plantearse un cambio de estrategia en la estructura local, en particular si le interesan los votos de la “joya de la corona” electoral que es el Estado de México para 2012. Un tercer lugar en el Estado de México obligarían al PAN a plantearse seriamente qué estrategia seguir ante la falta de candidatos competitivos para la elección de 2012. El partido puede unirse y aprender o dividirse y culpar. En este último escenario, por ejemplo, no faltará quien crea que se puede ver beneficiado de culpar a Josefina Vázquez Mota de haber dejado “desamparado” al partido en el Estado de México.
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