La ventaja que, de acuerdo con encuestas, el PRI tiene en la mayoría de los estados que disputarán el gobierno de un estado es clara. Sin embargo, al menos de inicio, las alianzas han logrado su objetivo: reducir la brecha. Desde luego habrá algunos estados para los que dicha disminución no signifique que la oposición tenga probabilidades reales de éxito.
Ante este escenario es posible inferir que, más allá de estar en condiciones de ganar o no, la oposición al PRI en los estados llevará los procesos electorales hasta las últimas consecuencias. Ya sea en los estados que hay alianza o bien en los que la oposición va separada, la impugnación podría ser la constante. De ser así, varias de las campañas que en breve iniciarán podrían estar marcadas por estrategias encaminadas a desacreditar el proceso desde el principio.
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