La presentación de una iniciativa de reforma político-electoral alternativa a la postulada en el Pacto –suscrita por los coordinadores senatoriales del PAN y del PRD—, y la beligerancia de varios senadores panistas contra su dirigencia nacional, fueron la excusa utilizada para remover a Ernesto Cordero como coordinador parlamentario de Acción Nacional en el Senado. Sin embargo, la decisión de Gustavo Madero –en uso de sus facultades como presidente nacional panista—, va más allá de un enfrentamiento ocasionado por el Pacto por México y de una evaluación del trabajo de Cordero y requiere verse en el contexto de una guerra política interna por el control del PAN.
La elección de la dirigencia nacional que será en diciembre de este año ha llevado a que los grupos de poder en el PAN busquen establecerse como la opción preferida de sus militantes. El grupo de Madero ha explicado la firma del Pacto por México como una manera de cooperar con el gobierno federal, al tiempo que se posiciona la agenda de Acción Nacional. No obstante, la percepción entre sus adversarios es que esta estrategia conlleva un colaboracionismo con el PRI, la cual ha tenido eco en múltiples actores dentro del blanquiazul que consideran que sólo se ha privilegiado la agenda del partido en el gobierno.
La sustitución de Cordero era cuestión de tiempo, no tanto por evitar afectar la eficaz interlocución de Madero con el gobierno, sino por debilitar a sus mayores opositores internos, el grupo identificado como “calderonista”, quitándole reflectores y presupuesto –la coordinación parlamentaria maneja un presupuesto anual aproximado de 210 millones de pesos— con miras a la renovación de la dirigencia nacional. Por otra parte, los calderonistas pudieron haber buscado la precipitación de la remoción de Cordero, con el propósito de presentarlo como “mártir” del supuesto autoritarismo de Madero. Este mensaje iría dirigido a las estructuras estatales del partido, las cuales han manifestado en diversas ocasiones su malestar por algunas decisiones tomadas desde el Comité Ejecutivo Nacional (CEN). Esto seguro no será desaprovechado por el senador para promover su agenda personal y de grupo, bajo el discurso de ir contra quienes, en su opinión, pretenden convertir a Acción Nacional en una oposición sumisa.
Dicho lo anterior, si el PAN obtiene resultados adversos en donde hoy se presume competitivo, en particular en la elección para gobernador de Baja California, los días de Madero al frente del CEN estarían contados. Sin embargo, la retención de dicha gubernatura, e inclusive la obtención de victorias en ciertos municipios emblemáticos en entidades como Veracruz, Chihuahua y Puebla, no garantizaría la eventual reelección de Madero en diciembre. Curiosamente, los comicios del 7 de julio podrían no ser un termómetro eficaz para vislumbrar lo que sucederá a fin de año ya que la dinámica del partido responde a incentivos distintos, cuyo desglose no empieza con el análisis de la “grilla” en el CEN, sino con la revisión de la situación particular de los comités directivos estatales. En suma, los actores en disputa juegan sus fichas hacia la renovación de la presidencia del partido, pero en el dominó blanquiazul, el sentimiento de que Madero ha empeñado el partido (y su historia de oposición al PRI) al gobierno de Peña Nieto, ya le pudo haber costado la reelección.
Sea como fuere, el Pacto ha tenido el efecto de avanzar una agenda legislativa que había estado paralizada por casi dos décadas. La opinión mayoritaria del “círculo rojo”, los opinadores, es que el hecho de reformar tiene beneficios en sí mismos. La apuesta tanto del PAN como del PRD en el Pacto es a que la población en general –el “círculo verde”- reconocerá su contribución y participación en el proceso. En cualquier caso, se trata de una apuesta cuya fecha de caducidad (diciembre) podría acabar siendo demasiado cercana para satisfacción de los pactistas.
Y, por cierto, ¿dónde quedan las reformas del segundo semestre en esta historia? “Colaboracionistas” o no, lo cierto es que las del primer semestre salieron sin demasiados ex abruptos. Caminar con éxito en un entorno político que incluye las arenas movedizas de las pugnas intestinas del PAN, será un nuevo reto para las capacidades negociadoras del gobierno federal.
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