La pronunciada reducción del PIB en el primer trimestre de 2009 (-8.2 %) es de tomar en cuenta. En el 2010 será evidente que al gobierno le quedan sólo tres opciones: reducir el gasto, incrementar el endeudamiento o buscar formas para recaudar más. Sin embargo, el único camino sostenible en el largo plazo es aumentar la recaudación y tener un gasto más eficiente (México es de los países emergentes más ineficientes en recaudación como porcentaje del PIB). Ante este argumento, una reforma que instrumente el IVA generalizado es una opción, sin embargo ha sido una propuesta ex-ante descalificada por no estar en los tiempos de la clase política. Sobre considerar otras urgencias evidentes, como eliminar los regimenes especiales y el combate a la informalidad, hoy ni murmullos se escuchan. El escenario recesivo y la incapacidad gubernamental para financiarlo parecen no ser suficiente argumento para modificar la estructura de prioridades de los partidos. Desafortunadamente, tampoco parece que después de las elecciones sea tiempo de hablar en serio del tema fiscal.
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