Este domingo 27 de julio se efectuará la primera de las tres etapas de la consulta perredista sobre la reforma energética. Además del Distrito Federal, habrá consultas en 10 entidades federativas. Sin embargo, la atención está centrada en el ejercicio que tendrá lugar en la capital del país. Tras salir airosos de la crisis del News Divine, Ebrard y los suyos están echando aquí toda la carne al asador. Para el análisis, vale la pena considerar que:
* El gran reto para los perredistas está en el nivel de participación y las denuncias sobre irregularidades en la consulta. Un abrumador “No” a la reforma está asegurado por las preguntas y promoción sesgadas, auto-selección de simpatizantes perredistas en la votación, movilización clientelar, etc. Sin embargo, estos factores no dan garantías sobre lo primero.
* Manuel Camacho, responsable por el FAP del ejercicio global, anticipó que esperan un máximo de 6 millones de consultados en todo el país (la consulta verde atrajo a poco más de 400 mil) y que dado que se trata de una consulta “pobre”, los recursos no alcanzaron para incluir las recomendaciones del comité auditor de ciudadanos para dar “transparencia” al ejercicio.
* Por su lado, el Gobierno y el PAN parecen estar re-orientando una estrategia equivocada de promoción, mediante la descalificación de la consulta. Han ajustado al denunciar el desvío de recursos públicos para este ejercicio y el sesgo e importancia relativa de sus resultados ante estudios representativos como las encuestas.
* Para el largo plazo, ha quedado clara la importancia de avanzar en la discusión sobre el rol de los mecanismos de participación directa en la democracia mexicana.
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