El lunes pasado el Presidente Barack Obama pidió al Congreso norteamericano 199 mmd para apoyar la lucha antidrogas bajo la Iniciativa Mérida, además de 35 mmd adicionales bajo el Fondo de Apoyo Económico (ESF). En principio esto implicó una reducción de 49 mdd de lo destinado en 2012, reducción justificada por la expansión del apoyo al desarrollo económico en América Latina. Sin embargo, el monto es mayor al tomar en cuenta la solicitud de otros 7 mmd en entrenamiento militar por parte del Departamento de Estado, alrededor de 9 mmd en el presupuesto de gastos del Pentágono y la promoción de políticas anti-consumo al interior de los EUA. Por lo tanto, si bien múltiples actores políticos mexicanos han criticado el recorte presupuestal, es necesario entender la nueva estrategia establecida por los EUA respecto al combate al narcotráfico y lo que obtendrá finalmente el Presidente que resulte electo el próximo 1 de julio.
La administración Obama estableció que continuará la cooperación con México bajo los acuerdos determinados en la Iniciativa Mérida. Al respecto, los fondos se utilizarán para fomentar la institucionalización del Estado de Derecho en el país, el apoyo a las instituciones federales de justicia (desde policías, ministerios públicos hasta centros penitenciarios), y el desmantelamiento de organizaciones criminales. Sin embargo, la reducción del monto destinado parece haber alimentado dos críticas puntuales hacia el gobierno norteamericano: en primer lugar, el señalamiento de que EUA sigue sustentando un mercado creciente de consumo (el 8.9% de los estadounidenses mayores de 12 años consumen drogas ilegales según el Center for Disease Control); en segundo lugar, la existencia y falta de monitoreo del mercado de armas que salen de ese país.
Lo cierto es que la nueva estrategia del Presidente Obama ha comenzado a abandonar la política antidrogas de las dos décadas anteriores centradas en el combate al tráfico y producción de drogas, para fortalecer la reducción del consumo a través de 10 mmd más para 2013 y 1.4 mmd en programas de educación y prevención del uso de drogas. En parte, esta modificación del presupuesto es una reacción a la existencia de múltiples movimientos al interior de los EUA presionando por la legalización de drogas ilícitas, a la par del surgimiento de políticas mucho más populistas dado el comienzo de las campañas electorales -políticas anti-consumo suelen acarrear apoyo de los independientes en países desarrollados. Por lo tanto, de juzgar la falta o no de corresponsabilidad de los EUA en la guerra contra las drogas y el crimen organizado, es necesario observar el esquema de egresos completo del vecino a la par de entender que no sólo México está inmerso en una dinámica electoral.
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