Iztapalapa: la victoria de Ebrard

PRD

Es una victoria para Marcelo Ebrard haber logrado que Rafael Acosta “Juanito” renunciara a ser Delegado de Iztapalapa. Cierto, al removerlo, Ebrard le quitó de encima un dolor de cabeza a Andrés Manuel López Obrador –y de paso detuvo el declive del tabasqueño– pero también, y esto es probablemente más importante en el mediano plazo, le quitó los reflectores a su antiguo mentor político y demostró que tiene capacidad de operación tanto al interior del PRD como con el mismo PT.

Ebrard emergió como el gran conciliador, no sólo entre López Obrador, Clara Brugada y “Juanito”, sino también con las corrientes del PRD que de manera subrepticia utilizaban al líder de ambulantes para minar el liderazgo del ex-candidato presidencial. Mientras que López Obrador apostó su capital político a Iztapalapa y estuvo a punto de perderlo, Ebrard se las arregló para quedar bien con dios y con el diablo, posponiendo el penoso trámite de proponer a Brugada a la Asamblea como le habían instruido en campaña.

Sin embargo, el asunto no es un caso cerrado –y eso probablemente sea otro acierto del Jefe de Gobierno– al tener abierta la alternativa para dejar a alguien más a cargo de la Delegación cuando se cumpla el plazo de 60 días que tendrá la ex-candidata Brugada como encargada.

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