Con la llegada de su delfín –el doctor José Narro– a la rectoría de la UNAM, Juan Ramón de la Fuente confirmó la habilidad política que lo caracterizó y que hizo de él, el más exitoso (políticamente) rector de tiempos recientes. En abono de Narro hay que decir que tiene peso y trayectoria propia. Pero con todo y eso se le va a complicar la comparación con el rector saliente, cuyo mayor éxito es de imagen más que académico (ya que exámenes recientes confirman el todavía modesto nivel de la UNAM). El futuro de Juan Ramón de la Fuente está abierto, pero su prestigio lo hace un muy fuerte candidato a cualquier posición pública a la que aspire, incluyendo la presidencia en el 2012.
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