El sistema financiero, sector clave en el proceso de multiplicación económica, es acusado de inacción por el secretario Carstens. Pero, ¿es justo el reclamo? Depende de qué lado de la mesa esté el acusador. La banca debe tener el interés de incentivar al mercado interno, pues es la base de su negocio; pero si se considera que el mercado mexicano se caracteriza por un alto riesgo de crédito y por una baja penetración de los servicios financieros, entonces no sorprende que los ingresos del sistema financiero en México se encuentren apalancados por otras fuentes (como las comisiones). La crítica entonces es válida desde la perspectiva de que el sistema financiero no funge como el motor económico que México espera. Lo que hay que resaltar es que la banca obra así porque no tiene los incentivos adecuados. En el dilema del “huevo o la gallina” primero es la actividad económica y luego las transacciones financieras. Así, la crítica de Carstens va hacia los efectos pero no hacia las causas: el problema de México es la falta de un motor económico en el país.
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