La campaña electoral para Presidente de la República llegará a su fin en menos de dos semanas. Este proceso electoral se ha caracterizado por mostrar a un candidato puntero, Enrique Peña Nieto, quien ha conservado –según la mayoría de las encuestas—una ventaja de doble dígito respecto a la intermitencia del segundo lugar entre Josefina Vázquez Mota y Andrés Manuel López Obrador. En los últimos días, tanto panistas como izquierdistas han intentado posicionar ante la opinión pública, cada cual por su cuenta, una imagen sólida de su candidato con la intención de lograr capitalizar el fenómeno de “antipeñismo” que ha sido un elemento destacado en esta temporada electoral 2012. Sin embargo, dado que en esta campaña se han movido poco las tendencias y queda poco tiempo previo al 1 de julio, es pertinente preguntarse si aún existen factores que podrían modificar el estado actual de las preferencias electorales y cuáles son las probabilidades de que estos ocurran. En su momento, también será pertinente entender por qué Peña logró la ventaja que ha caracterizado a esta campaña: qué parte es producto meritorio de su actuar y cuál de otros factores que le beneficiaron (o perjudicaron a sus contrincantes).
El primer factor a considerar será el efecto que tenga el debate realizado en Guadalajara el pasado 10 de junio. Más allá del seguimiento cotidiano de Milenio/GEA-ISA, no tenemos mediciones realizadas tras al evento. En este sentido habrá que ver si la “estrategia de contraste” de la candidata del PAN se traduce en un aumento de sus preferencias electorales o si la capitalización de votos se dará hacia el abanderado de la izquierda gracias a su moderación en el debate. Siguiendo esta línea, el debate organizado por #YoSoy132, el cual se realizaría en los próximos días, podría ser otro evento relevante. Ante la negativa de asistir del candidato del PRI, Vázquez Mota y López Obrador tendrían un buen escaparate –pero potencialmente con poca audiencia- para agenciarse un voto que será muy importante en estos comicios: el de los menores de 29 años. Un tercer factor a tomar en cuenta es la posibilidad de que se sigan destapando escándalos relacionados con altos funcionarios y ex funcionarios del PRI, como es el caso de los presuntos vínculos con el crimen organizado de ex gobernadores como Fidel Herrera (Veracruz) y Tomás Yarrington (Tamaulipas), o las notas dadas a conocer por The Guardian sobre la relación entre Peña Nieto y Televisa. No obstante, es imposible saber si noticias de esta naturaleza serían suficientes para cerrar la elección. En cuarto término, desde la noche del debate, el presidente Calderón, primero en Twitter y luego en diversos foros en vivo, ha incrementado su participación en el entorno electoral. Algunos dicen que esta intervención está presentándose muy tarde si se pretende ayudar a la candidata de su partido. Otros argumentan que la influencia del mandatario nunca llega en mal momento y no debe desestimarse, sobre todo cuando Calderón afirma que la elección aún es asunto de tres. Finalmente, las encuestas comenzarán a tener mayor injerencia en el ánimo de los electores, en especial de los indecisos.
En suma, ¿qué tanto podrían cambiar las preferencias en los últimos días de la campaña? Históricamente, han sido muy extraños los casos en los cuales tendencias tan claras como las que aparentemente se están dando en México se reviertan. Ahora bien, tal como declaró el coordinador de los diputados federales priistas, Francisco Rojas, la elección todavía no tiene lugar y por ello no está definida. Al final, todo depende del voto en las urnas, no de las “instantáneas” que han tomado las casas encuestadoras a lo largo de la campaña. Veremos.
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