En su segundo informe de gobierno, Marcelo Ebrard presumió el gasto social de su administración, pero centró su discurso en el tema de seguridad. El News Divine, el caso Martí (que omitió mencionar) y el recrudecimiento de la inseguridad – y la percepción ciudadana de ésta – no le dejaron otra opción. El Jefe de Gobierno trabaja para construir una eventual candidatura presidencial, pero no la tiene nada fácil. No se observa plausible que la inseguridad amaine en el D.F. antes que a nivel nacional. Los niveles de aprobación de Ebrard –ver sección Encuestas- distan mucho de los que alcanzó AMLO en su momento. Marcelo no ha resuelto la problemática que le plantea su falta de pertenencia a un grupo interno del PRD y no está claro cómo quedaría parado ante un potencial choque con López Obrador. En el centro de su agenda, se ha posicionado además el tema que menos gusta a un político de izquierda: seguridad. Si bien Ebrard ha demostrado que es un político capaz (e.g. su manejo de la crisis del News Divine), para lo que viene requerirá de mucho más que lo hecho hasta ahora.
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