El domingo fue el día de la marcha contra la reforma petrolera, o quizá habría que decir contra las reformas en general. Aunque esta marcha evidenció el gran desgaste en el movimiento contra la reforma petrolera derivado de los fuertes enfrentamientos entre las tribus perredistas y el lopezobradorismo, en las calles se notó la operatividad de diversos corporativismos sindicales movilizados no sólo contra la reforma petrolera, sino contra todas las reformas calderonistas incluyendo las de pensiones y educación. Por lo pronto, la dictaminación de la reforma petrolera sigue su marcha en el Congreso, y se perfila para ser aprobada (con base en el texto priísta). Pero López Obrador sigue sin dejar de tensar la cuerda, y ya anunció su siguiente paso: ocupará el Zócalo y dará su propio Grito. Al menos en septiembre, el ejército antireformista seguirá movilizado y en pie de lucha.
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