En seguimiento a la edición anterior de la Semana Política en materia de la iniciativa preferente del Presidente de la República, en esta ocasión comenzaremos el análisis de la propuesta de reformas a la Ley Federal del Trabajo. Entre los puntos de las modificaciones planteadas, un par de ellos destacan por su clara vinculación con uno de los puntos nodales del actual sistema político mexicano: la vida gremial. En este respecto, el proyecto de decreto toca dos temas muy sensibles: democracia sindical, y transparencia y rendición de cuentas.
En relación a la democratización de los sindicatos, la iniciativa presidencial pretende establecer como requisito legal el voto libre, directo y secreto en la elección de sus directivas. Por otro lado, la propuesta plantea el fortalecimiento de la rendición de cuentas por parte de los líderes sindicales. Específicamente, se prevé que se fijen ejercicios de transparencia sobre los resultados de la administración del patrimonio sindical y la situación de los ingresos por cuotas sindicales y otros bienes, así como su destino. Todo ello con base en criterios básicos establecidos en ley que deberán seguir los esfuerzos de difusión de tal información. Ahora bien, frente a estas demandas existe un claro número de enemigos, los usuales: grandes sindicatos, confederaciones de los mismos y sus aliados naturales. Y es que la iniciativa tiene una dura justa por delante. Dentro de la Cámara de Diputados, legisladores como Carlos Aceves del Olmo (PRI), secretario general en funciones de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), luchan por tomar control de la Comisión de Trabajo y sin duda formará parte del grupo de representantes que dictaminen la iniciativa. En el Senado, la resistencia se encuentra en espera. Algunos miembros de este poder que esperarán la iniciativa en Reforma 135 son: Carlos Romero Deschamps, secretario general del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana, Armando Neyra Chávez, líder del Sindicato de Trabajadores de la Industria Refresquera y secretario de finanzas de la CTM, Isaías González Cuevas, secretario general de la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC) –los tres priistas—, sin olvidar a Mónica Arriola (PANAL), hija de la lideresa magisterial, Elba Esther Gordillo. En tanto, las izquierdas han reaccionado formando un frente común con la Unión Nacional de Trabajadores (UNT) y han lanzado una iniciativa propia a través de Miguel Alonso Raya (vicecoordinador de la bancada del PRD en San Lázaro y ex líder de la corriente Nuevo Sindicalismo del SNTE).
Por último, el equipo de transición del presidente electo no ha hecho declaraciones claras sobre su postura respecto de esta iniciativa. Claro, algunas declaraciones públicas sugieren la posibilidad de una negociación de esta reforma, sujeta a modificaciones. Sin embargo, algunos de los líderes sindicales ligados al PRI, previamente mencionados, se han manifestado “insultados” porque esta iniciativa es “totalmente agresiva y en contra de los trabajadores y organizaciones sindicales.” No obstante, la propuesta del presidente Calderón parece estar acorde a los criterios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en materia de libertad sindical. En 2006, un grupo de trabajo especializado del organismo señaló que “el hecho de que la autoridad establezca por vía legal el voto directo, secreto y universal para elegir a los dirigentes sindicales no plantea problemas de conformidad y principios del Comité de Libertad Sindical [de la OIT]”. De hecho, las bancadas del PAN en el Congreso esgrimirán éste y otros argumentos a fin de defender un proyecto presidencial que, aunque encomiable y, desde una perspectiva ciudadana, necesario, parece estar destinado a truncarse. Por lo menos, en este rubro vinculado con el añejo y resistente –en el peor sentido de la palabra—sindicalismo mexicano. En este sentido, cabe recordar que, constitucionalmente, la Cámara de Diputados deberá tener dictaminado y votado el documento correspondiente a más tardar el 30 de septiembre. En suma, la arena política nacional tiene todos los elementos en sí misma para formar un polvorín formidable durante las siguientes semanas.
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