Al igual que el PRD y el PAN, el PRI se está alistando para definir las reglas y acuerdos para la elección de su candidato a la Presidencia de la República. De la sesión del Consejo Político del partido llevada a cabo el pasado domingo es posible identificar los mensajes y elementos que para éste son hoy importantes consolidar.
El primero de ellos es mostrar unidad y minimizar cualquier riesgo de ruptura al interior del partido derivado del proceso de selección del candidato Presidencial y las demás candidaturas a disputarse durante el 2012. Al respecto, el PRI parece haber aprendido la lección de las elecciones locales del 2010, en donde divisiones internas derivadas de la disputa por candidaturas generó costos electorales que incluyeron la derrota en algunos estados. Por lo tanto, generar acuerdos previos y reglas de selección de los candidatos mínimamente consensadas permitiría reducir la posibilidad de fractura y mantener a todos los actores del partido alineados y disciplinados.
Un segundo elemento consiste en consolidar la fortaleza financiera del PRI. A diferencia del PAN y el PRD, las finanzas del partido -aunado al apoyo de los gobiernos estatales priístas- le permitirían un amplio margen de maniobra durante el proceso electoral que arranca en octubre de 2011 y culmina en julio de 2012, periodo de nueve meses que requerirá de suficiente financiamiento. Si bien una campaña costosa no garantiza una victoria en las urnas, la combinación de recursos suficientes y una acertada selección de candidatos, sin duda, incrementa la probabilidad de victoria para el PRI.
Un tercer elemento es el trabajo de bases. El mensaje al interior del partido a las distintas corrientes políticas y sectores es no descuidar este trabajo, fundamental para conservar y ampliar la estructura político electoral necesaria para operar y vencer el próximo año.
Si bien el PRI parece estar considerando todos los frentes y consolidando cuidadosamente cada uno de los acuerdos que le permitirían regresar sin sobresaltos a la Presidencia, los riesgos de ruptura están ahí. Si no quiere sorpresas el PRI tendrá que pagar los costos de mantener la unidad del partido, inclusive ampliando la oferta de espacios políticos para los aspirantes perdedores y sus equipos, como eventualmente podría ser el caso del Senador Beltrones.
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