¿Qué es rescatable del debate? Sin duda, la simplicidad de la pregunta dista mucho de la dificultad de la respuesta. Podríamos empezar destacando el papel de quienes siguieron el evento. Más allá de su audiencia, la participación de los ciudadanos tuvo un indicador sin precedente en la figura de las redes sociales y los miles de “tuits” y publicaciones en Facebook antes, durante y después del debate. Esto es una buena noticia para la democracia mexicana. Ahora bien, ya sea por cuestiones de la producción, las rigurosas reglas que fijaron los partidos para la discusión o las diversas distracciones que se presentaron a lo largo del encuentro, ninguno de los candidatos con posibilidades de ganar la elección logró articular sus propuestas u ofrecer soluciones puntuales a la ciudadanía. No obstante, a continuación presentamos un esfuerzo por extraer en un breve espacio las propuestas más relevantes. Veamos.
Enrique Peña Nieto se pronunció a favor de crear un sistema de salud universal que cubra atención médica, seguro de riesgos, seguro de desempleo y pensiones para el retiro. Propuso el establecimiento de tribunales especiales en materia de competencia. En energía, el candidato puntero prometió impulsar una reforma para que PEMEX contemple mecanismos de inversión privada. Para lograr los objetivos anteriores, así como para fomentar el desarrollo en infraestructura, la triplicación del presupuesto en ciencia y tecnología, y el financiamiento de un mejor sistema carcelario, el priísta precisó que se requeriría una reforma hacendaria integral y reducir el aparato burocrático federal.
Josefina Vázquez Mota propuso reformas estructurales en materia hacendaria y laboral. Habló de independizar la banca de desarrollo de la Secretaría de Hacienda, de la necesidad de permitir la inversión privada selectiva y minoritaria en PEMEX, instaurar una red nacional de telecomunicaciones, así como la urgencia de fortalecer el mercado interno. También se pronunció a favor de estudiar la redefinición de los subsidios energéticos y generar observatorios ciudadanos del gasto público. En materia de desarrollo social, la candidata propuso un sistema nacional de salud con la participación y fortalecimiento del Seguro Popular, el IMSS y el ISSSTE, además de la creación de un sistema nacional de pensiones. En educación, planteó la creación de una especie de fideicomiso para cada estudiante, un sistema de becas y la integración de los centros de investigación y universidades del país en un solo organismo.
Andrés Manuel López Obrador recordó su ya añeja agenda de pensión universal para adultos mayores, el apoyo a las madres solteras y personas con discapacidad, así como atención médica universal. El tabasqueño también señaló su interés por aplicar una nueva política económica que implicaría terminar con los monopolios, fortalecer los subsidios al campo, continuar con el modelo aislacionista de PEMEX, y el establecimiento de una alianza entre gobierno, empresarios y trabajadores a fin de impulsar el desarrollo. También retomó su intención de reducir los salarios de los altos funcionarios y erradicar la corrupción de las paraestatales energéticas, algo que estima ahorraría 600 mil millones de pesos al erario. Por supuesto no dejó pasar la oportunidad de decir que con el actual presupuesto de 3.7 billones de pesos, se podrían repartir 11 mil pesos mensuales a cada familia del país, además de prometer la creación de 7 millones de empleos y dar 100% de cobertura en educación universitaria.
En el caso de Gabriel Quadri, cuyas opciones de ganar en julio son prácticamente nulas, se dio tiempo para enlistar una serie de propuestas audaces, eurítmicas, atractivas y, en no pocas ocasiones, poco factibles.
Al buscar un eje de coincidencias entre candidatos, éste podría construirse con base principalmente en sus silencios. En el debate, destacaron el ligero o nulo pronunciamiento sobre la prevalente violencia en el país y los mecanismos clientelares que subyacen al sistema educativo. Como sabemos, sin la formación de profesionistas y sin la capacitación de trabajadores competitivos, aunado a la falta de certidumbre en materia de seguridad, ninguna propuesta en ningún rubro podrá ser viable. Pero, más importante que todo, faltó una exposición de las sumas y restas necesarias para desarrollar sus proyectos. En las próximas semanas, CIDAC tratará en este espacio precisamente ese punto: ¿qué tan viables y cuánto nos podría costar a los mexicanos la materialización de las actuales propuestas de campaña? Estén pendientes.
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