La falta de certidumbre para la renovación de concesiones de medios audiovisuales había sido, tradicionalmente, un instrumento de la autoridad para mantener una amenaza creíble sobre los concesionarios. Si bien hoy en día los deseos de legislar al respecto también están en función de la amenaza que para los partidos políticos representan los medios, particularmente en tiempos electorales, la intención de mantener cierto nivel de discrecionalidad no ha desaparecido del todo.
Es así que a escasas semanas de concluir el periodo ordinario de sesiones y a pesar de estar en medio de varias discusiones inconclusas, los distintos cuerpos legislativos adoptan el tema y se balancean entre ser el otorgante de la dádiva y mantener algún grado de control sobre los medios.
Por un lado, el PRI logró que se dictaminara en comisiones la iniciativa que pretende resolver el refrendo de concesiones bajo la figura de prórroga administrativa sin pasar por licitaciones. Por otro lado, el PAN presenta una iniciativa de ley que, si bien busca responder a las críticas sobre la voracidad de los medios, abre nuevas discusiones, particularmente sobre la desaparición de la COFETEL.
Más allá de que ambas iniciativas podrían no estar resolviendo el fondo de las resoluciones emitidas previamente por la Suprema Corte –lo que dejaría nuevamente abierta la posibilidad de ser impugnadas– lo cierto es que incluso si el PRI impulsara su iniciativa en la Cámara de Diputados, eventualmente requeriría el apoyo de panistas o perredistas en el Senado. Por lo pronto PAN y PRD consolidan su mutuo apoyo y ponen freno al debate y de paso al PRI.
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