En tiempos de Babilonia y la antigua Roma, la manipulación de las pesas con las que se efectuaba el comercio era comúnmente castigada con la muerte. Así de grave era considerada la afectación de una tecnología tan importante para aquellas sociedades. Tan importante como lo es el dispendio de combustible en nuestros tiempos.
Si tienes la sospecha de que cuando cargas gasolina recibes menos litros de los que pagas, podrían estar sucediendo dos cosas: aumentó el precio de la gasolina y no te enteraste, o efectivamente existe una manipulación en los dispensarios de gasolina.
Desde hace un par de años, la Secretaría de Economía inició el proceso para detectar con mayor precisión cuando las franquicias de distribución de gasolina roban a los consumidores cobrando litros que no llegan al litro.
A través de la modificación de dos normas que entran en vigor hoy, será posible que las bombas de combustible cuenten con aditamentos y software para detectar la manipulación de los medidores. Actualmente las jornadas de verificación se limitan a revisar si en ese preciso momento hay una alteración. Con el nuevo sistema será posible revisar lo que ha pasado en el tiempo, reduciendo la posibilidad de que los medidores sean regresados a la normalidad ante el pitazo de una posible verificación.
Si bien la Secretaría de Economía y la Profeco han hecho un extraordinario trabajo en este tema, como consumidora y como miembro del Consejo Consultivo del Consumo de la Profeco tengo las siguientes reflexiones.
Todo este esfuerzo por tener sistemas de verificación eficientes es necesario porque no hay competencia en la distribución de gasolina. En otros países uno puede elegir entre distintas opciones. En México, la falta de competencia vuelve imposible para el consumidor diferenciar entre franquicitarios. La preferencia se limita a la sospecha de que roban, de que tienen una tiendita mejor surtida, o de que le ponen Armor All a las llantas del auto. Ante el monopolio del Estado sobre la distribución del combustible y los incentivos perversos de los franquicitarios, la verificación se vuelve un mal necesario.
Asimismo, aún existen muchos obstáculos en el proceso de verificación. Por ejemplo, en su presentación en la Segunda Semana Nacional de Políticas Pro Consumidor, el Procurador Bernardo Altamirano resaltó la inconsistencia entre la información que Pemex Refinación provee sobre los domicilios de las estaciones de servicio y su verdadera localización, además de los amparos en contra de la normatividad vigente. Así, el próximo paso es quizás el más complejo: que Pemex coopere y que se cierren las grietas en nuestro sistema de justicia que permiten que se le dé la vuelta a la ley.
Es importante que, como sociedad, exijamos que entren en vigor éstas y toda nueva norma que privilegie la transparencia, la honradez y la eficiencia en los servicios que reciben los ciudadanos. Y también que se implementen sanciones reales para quienes roban. El proceso de pasar de súbditos a ciudadanos pasa por crear entornos que pongan al consumidor primero. ¿Estaríamos mejor en la antigua Roma?
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