México y Colombia: Fuerza bruta versus Fuerza profesional

Derechos Humanos

La crisis de la policía y procuraduría del DF, junto con los videos de entrenamiento-tortura en Guanajuato, muestran que la profesionalización de las fuerzas públicas es la gran asignatura pendiente del país. En los eventos recientes se escuchan los ecos de otros desastres policíacos estatales y federales (Atenco, APPO-Oaxaca, Puebla-Lidia Cacho, y Ebrard-Tláhuac). El contraste con la pulcritud del rescate de Ingrid Betancourt por las fuerzas armadas colombianas no podría ser mayor. En el caso colombiano, resultaba conmovedor escuchar a los humildes policías colombianos –rescatados junto con Betancourt– que después de 10 años de estar secuestrados en la selva, decían que querían “volver a ser policías, para luchar por mi país.” Ese orgullo de “ser policía”, no es algo que tengan todavía las fuerzas públicas mexicanas. El ejemplo colombiano muestra que un país en desarrollo sí puede derrotar a las más duras fuerzas de la guerrilla y el narcotráfico, y que para hacerlo cuenta más la inteligencia y la profesionalización, que el amontonamiento de fuerza bruta. Los políticos harían bien en cuidar este flanco, que ya ha sepultado muchas carreras y reputaciones. De paso, nos harían un favor a todos.

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