Declaraciones de la Asociación Mexicanos en el Exterior –que esta semana endosó la CEPAL– alertaron sobre el regreso masivo al país de mexicanos residentes en los Estados Unidos, se pronosticó que de dos a tres millones regresarían en el corto plazo. Los actores políticos reaccionaron con pánico, señalando la urgencia de diseñar políticas públicas para atender este regreso masivo y cabildean fondos para este propósito. Sin embargo, no está claro que estos estimados se basen en estudios confiables: de acuerdo al CONAPO, en el 2005 había 12 millones de personas nacidas en México viviendo en los Estados Unidos, de las cuales una de cada cinco tiene ciudadanía estadounidense y cuatro de cada cinco vivía en condiciones de no pobreza (o sea que no parecen candidatos para el regreso). Aún entre estos 2.4 millones de pobres se luce difícil que regrese una mayoría, dado que desafortunadamente sigue siendo muy diferente ser pobre en EUA que serlo en México. En todo caso, más debería de preocupar la caída en las remesas. Entender mejor las implicaciones de la crisis en Estados Unidos es vital para diseñar políticas públicas eficientes, e implica ver más allá de escenarios de pánico.
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