En 2012, Miguel Ángel Mancera obtuvo uno de los triunfos más contundentes en la elección de Jefe de Gobierno al obtener el 63.6% de los votos. Además, contaba con una Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) con mayoría de miembros del Partido de la Revolución Democrática y la mayoría de las delegaciones de la capital eran controladas por el mismo partido. En vista de su posición privilegiada en una de las entidades con mayor peso político en el país, este escenario presentaba las condiciones idóneas para su proyección y consolidación como figura política – como lo hicieron sus antecesores Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard – de cara a las elecciones de 2018. A tres años del inicio de su gestión, Mancera se encuentra en una posición diametralmente distinta: una asamblea sin mayoría del partido que lo llevó al poder y con índices de aprobación menores al 40% (ver Gráfica 1).
Gráfica 1. Aprobación/ Desaprobación del Jefe de Gobierno del DF.
Fuente: Periódico Reforma
La tendencia a la baja en la aprobación del Jefe de Gobierno se entiende principalmente a partir de dos factores. En primer lugar, la serie de desaciertos en distintos momentos de crisis de la capital, como el caso de la Línea 12 del Metro, el mal manejo de las marchas y protestas, así como el deficiente desempeño del aparato de procuración de justicia ejemplificado por el Caso Narvarte, que han intensificado la imagen de ineficiencia del GDF. En segundo lugar, la incapacidad para plantear una agenda clara de gobierno que caracterice su gestión y, por ende, la ausencia de logros claros que resaltar ante los capitalinos. El resultado de estas variables ha sido una percepción negativa en la opinión pública respecto del Jefe de Gobierno y la sensación de que la capital carece de rumbo. El 37% de la población considera que Miguel Ángel Mancera no tiene ningún logro y el 79% que los problemas del Distrito Federal lo están rebasando. [1]
Los errores en la gestión de Mancera
La administración de Miguel Ángel Mancera recibió fuertes críticas por su manejo frente a las marchas que se dieron durante los últimos dos años. En 2013, el gobierno capitalino se mostró indolente ante las protestas de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), las cuales causaron, en un plazo de 3 semanas[2], 40 bloqueos, 38 concentraciones, 18 “mítines”, 29 marchas, 2 plantones, 5 bloqueos de acceso inmuebles y el despliegue de más de 390 mil personas. En contraste, en 2014 se le criticó por mostrar un excesivo uso de la fuerza en las manifestaciones de protesta por los acontecimientos de Ayotzinapa.
Otro de los elementos que provocó una fuerte caída en la aprobación del actual Jefe de Gobierno fue el aumento en la tarifa del Metro. El cambio de tarifa no estuvo acompañado de un plan inicial de inversión y mejora del sistema de transporte colectivo en el corto y mediano plazo al cual pudiese darse seguimiento y, como resultado, fue muy costoso para el Jefe de Gobierno ante la percepción de la ciudadanía. De los 11 compromisos anunciados por Sistema Colectivo Metro, sólo el referente al despliegue de policías se ha completado. Asimismo, la administración no ha generado aún una agenda de alternativas efectivas para solucionar la movilidad en la ciudad, donde 2 de cada 3 capitalinos opinan que el Gobierno del Distrito Federal no ha mejorado el problema del transporte.[3] Además, los problemas de la Línea 12 del Metro, heredados de la administración pasada, evidenciaron posibles actos de corrupción en el gobierno del Distrito Federal, cuya falta de sanción ha abonado a la percepción de impunidad en la ciudad.
Por último, la percepción de inseguridad en la capital durante la presente administración ha aumentado de forma considerable. A partir de los levantamientos ocurridos en el centro nocturno Heaven – que pusieron en la agenda pública el problema del crimen organizado en la Ciudad de México – las noticias relativas a la inseguridad en la capital han ido en aumento. El multihomicidio ocurrido en la colonia Narvarte ha sido el acontecimiento más reciente que ha abonado a la percepción de que la capital es cada vez menos segura y que el gobierno está rebasado por la delincuencia.
Gráfica 2. Percepción de inseguridad
La falta de agenda de gobierno
El otro componente de la debilidad actual del Jefe de Gobierno ante la opinión pública se deriva de que, a diferencia de sus antecesores, éste resultó incapaz de fijar una agenda de gobierno propia desde el inicio. En su momento, Andrés Manuel López Obrador, ahora miembro de Morena, se caracterizó por tener una agenda orientada a la política social de los grupos vulnerables, entre ellos los adultos mayores. Por su parte, Marcelo Ebrard apostó por una agenda de un corte liberal, con la despenalización del aborto y la aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo. En este sentido, Miguel Ángel Mancera ha sido incapaz de procesar demandas ciudadanas pendientes y proporcionarle a su gestión un sello particular. Esto, de acuerdo a ciertos sectores de la ciudadanía, lo ha acercado al Ejecutivo Federal, relación que es aprobada por menos del 45% de los capitalinos.[4]
Las pasadas elecciones de junio de este año demostraron la forma en que el mal desempeño de Mancera, así como el desgaste del PRD a nivel local, contribuyeron a que el partido del sol azteca recibiera uno de los peores resultados electorales en su bastión capitalino. El PRD perdió 8 de 14 delegaciones y 18 asientos en la ALDF, cediendo la mayoría simple a MORENA (ver Ilustración 1 y 2).
Ilustración 1. Composición de la Asamblea Legislativa del DF. VI Legislatura.
Fuente: ALDF.
Ilustración 2. Delegaciones por partido en el gobierno.
El reciente reacomodo de fuerzas en la Ciudad de México presenta nuevos desafíos de gobernabilidad para los últimos tres años de gobierno de Mancera. El surgimiento de MORENA y la posición de desventaja del PRD permiten concluir que, si Mancera no construyó una agenda de gobierno consolidada cuando gozaba de un escenario favorecedor y con la mayoría de su partido en la Asamblea local, difícilmente podrá consolidar un programa de gobierno en los próximos tres años. Por un lado, con una oposición fuerte que buscará diferenciarse en la medida de lo posible del GDF, Miguel Ángel Mancera trabajará ante un escenario donde el legislativo local se empeñará en resaltar sus desaciertos y acotar el margen de maniobra de una posible agenda de gobierno que lo posicione para 2018. La mala noticia para los capitalinos es que ante un escenario optimista el Jefe de Gobierno no resolvió los problemas de la capital que son cada vez más apremiantes, como la violencia e inseguridad, la movilidad y el transporte público, y la planeación urbana. En el contexto actual, una solución se vislumbra aún más difícil. En este sentido, contar con un Gobierno que carece de capital político, capacidad o interés por generar los cambios en política pública que se requieren, afectará el desarrollo del Distrito Federal. Por último, de cara a la contienda electoral de 2018, esto mermará las posibilidades presidenciables de Mancera y dará oportunidad del fortalecimiento de MORENA en la Ciudad de México.
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[1] Encuesta de El Universal (http://interactivo.eluniversal.com.mx/online/PDF_15/PDF_mancera_aprobacion.pdf)
[2] Del 19 de agosto al 5 de septiembre de 2013.
[3] Encuesta de El Universal (http://interactivo.eluniversal.com.mx/online/PDF_15/PDF_mancera_aprobacion.pdf)
[4] Encuesta de El Universal (http://interactivo.eluniversal.com.mx/online/PDF_15/PDF_mancera_aprobacion.pdf)
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