En Morelos se sigue viviendo el embate de la disidencia magisterial, que ya lleva 53 días en huelga. Los maestros comenzaron reclamando su derecho a la venta de las plazas, lo que contradice el espíritu y letra de la Alianza por la Calidad de la Educación. El conflicto comenzó como una disputa obrero-patronal pero, al no recibir atención oportuna por parte del gobierno estatal, ha escalado hasta convertirse en un conflicto de escala nacional. Hay evidencia de que diversos grupos de choque, incluidos aquellos como las APPO que mantuvieron paralizada por meses a la ciudad de Oaxaca en 2006, se han incrustado en el movimiento. El gobierno federal ha estado trabajando para llegar a una solución negociada, pero las contradicciones de la situación, y las suyas propias, han profundizado el conflicto. Esta semana, finalmente, el gobierno federal envió a la Policía Federal Preventiva para remover a quienes bloqueaban las carreteras de acceso al estado, pero la operación fue tardía y poco efectiva. En el desenlace de este conflicto el gobierno federal se juega la reforma estructural más importante de lo que va del sexenio y su propia credibilidad como gobierno.
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