En una ceremonia que ilustró la fortaleza de sus instituciones y la civilidad de su política, Barack Obama asumió la presidencia de Estados Unidos. Su discurso inaugural estuvo diseñado para inspirar a la población, calmar miedos y sumar a la ciudadanía detrás de su gobierno. Los mercados financieros reaccionaron negativamente ante la ausencia de propuestas específicas de un programa económico para la crisis. Las próximas semanas estarán concentradas en la conformación del nuevo gabinete, pero es evidente la presión para que el nuevo equipo económico presente su programa con celeridad. El compromiso de Estados Unidos con su propia estabilidad y viabilidad económica es particularmente importante para países que, como México, sostienen una estrecha relación comercial con él. En política exterior la prioridad, al menos inicial, se concentrará en Afganistán y Rusia, pero el tema clave, tanto por razones de política exterior como económicas, será la relación con China, cuya importancia en el financiamiento del déficit fiscal estadounidense puede ser determinante en el éxito o fracaso del programa económico.
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