El que organismos autónomos, como la COFECO, hayan visto una reducción en sus presupuestos, aunado a la politización de algunos procesos de sucesión, como fue el caso de la CNDH, lleva a preguntarse si estas instituciones están en peligro de perder autonomía y relevancia.
Al respecto vale la pena hacer algunas observaciones. Por una parte, los organismos autónomos no han podido transmitir a la ciudadanía por qué su función es relevante. Que la sociedad reconozca su importancia es crucial para el fortalecimiento institucional, mismo que no se logra vía mayores recursos, pero una vez que se obtiene ayuda a no perderlos. Además, en la medida en que los presupuestos de los organismos autónomos no son dinámicos ni están ligados a objetivos claros, un aumento de presupuesto es tan inquietante como una reducción.
Por otra parte, el problema no es que intereses políticos quieran influir en estos organismos, eso ocurrirá siempre. El problema está en que la ausencia de proyecto de estos organismos impide reconocer los logros obtenidos, hacia dónde avanzar para tener las instituciones que se quieren y qué presupuesto se requiere para ello. Además de que para los políticos reduce el costo de intentar influir en ellos.
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