Los precandidatos del Partido Acción Nacional a la Presidencia en 2012 juegan hoy en dos contiendas simultaneas: la competencia por la candidatura de su partido; y la disputa por mejorar su posición relativa en la opinión pública frente al precandidato más adelantado, el Gobernador Enrique Peña Nieto. Si bien las reglas con las que el PAN elegirá a su candidato aún no están definidas, los candidatos apelarán -en mayor o menor medida de acuerdo a sus fortalezas y debilidades- al acercamiento a su militancia y al uso de su popularidad fuera del partido como herramienta de convencimiento, argumentando que sólo un candidato competitivo lograría hacer frente a Peña Nieto.
En ese contexto, la solicitud de licencia del Senador Santiago Creel responde a la situación de desventaja en que se encuentra. A diferencia de los otros precandidatos, Creel no tiene que perder en términos de posicionamiento público: no es secretario de Estado, ni dirige un órgano de gobierno del Congreso. Su separación del cargo le permitirá viajar a los estados y tratar de mejorar su relación con los comités estatales, que ya en 2006 le costaron perder la candidatura. Su objetivo es también elevar los costos a los demás precandidatos y, quiza, alcanzar una mejor negociación en caso de una eventual declinación a favor de otro aspirante.
La diputada Josefina Vázquez Mota, que por primera vez encabeza las preferencias entre simpatizantes panistas, podría haber tomado ventaja de la estrategia de Creel al contar con un cargo que le permite continuar sumando en su posicionamiento público. De esta forma, si bien Creel y Vázquez Mota son aparentemente rivales en el juego ante la opinión pública -y aventajan significativamente a los secretarios de Estado- no es improbable que acaben uniendo fuerzas. Esto debido a que el Presidente Felipe Calderón sigue siendo profundamente influyente en el partido, lo que relativo a los secretarios Cordero y Lujambio, garantiza a los aspirantes ajenos al gabinete menos apoyo dentro del PAN. La pregunta que surge y cada vez se hace más latente es si la posibilidad de una candidatura competitiva será suficiente para mover las reglas con que se eligirá al candidato y al propio panismo en contra de la alternativa oficial.
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