Recientemente, la PGR y la CNDH publicaron sus respectivos reportes sobre las causas de la muerte del periodista y activista estadounidenses que murió balaceado en Oaxaca cuando la APPO había tomado el centro de la ciudad en 2006. La PGR concluyó que los disparos venían de activistas de la APPO, mientras que la CNDH apuntó el asesinato a los policías. La fuente principal de ambas investigaciones es un video que el propio periodista estaba filmando antes de ser balaceado. Sin embargo, el video aparecido semanas después de la muerte fue editado, lo que dificulta su validez como prueba. Las conclusiones son contrastantes tanto por el método seguido como por las motivaciones de cada una de las partes. Tanto para la APPO como para las autoridades de Oaxaca lo crucial es liberarse de toda culpa. El asesinato tiene trascendencia política por lo que los intereses involucrados son extraordinariamente poderosos. Si el juez resuelve a favor de la versión de la PGR –donde la evidencia parece favorecerla- la CNDH saldrá muy devaluada de este escenario.
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