Planteamiento del problema
México tiene actualmente una tasa de empleo femenino del 43%, una de las más bajas de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Sin embargo, las mujeres ocupan, en promedio, 41 horas semanales en quehaceres del hogar no remunerados en comparación con 18 horas que dedican los hombres.
A pesar de lo anterior, la tasa de empleo femenino se ha ido incrementado considerablemente y en tan sólo cuarenta años se ha duplicado, pasando de 17.6% a más de 40%. Lo anterior como consecuencia de cambios sociales que han fomentado que la mujer se inserte en el mercado laboral.
• Por un lado, la estructura familiar ha cambiado y el número de familias monoparentales ha crecido considerablemente. Hoy en día el 25% de las familias mexicanas tienen como jefe de familia a la mujer.
• Por otro lado, la escolaridad femenina se ha incrementado lo que ha aumentado sus aspiraciones profesionales.
Sin embargo, actualmente en México existen pocas presentaciones y servicios para el cuidado de la familia. Esto ha provocado que sea más costoso para las mujeres trabajar. Esta situación no sólo tiene consecuencias graves para el desarrollo de las mujeres y los niños sino que tiene efectos importantes en la productividad y el desarrollo económico del país. Por un lado, México no está aprovechando una parte del bono generacional y su potencial económico. Por otro lado, no está diseñando las políticas públicas necesarias para revertir esta tendencia en el futuro.
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