El próximo sábado el Consejo Nacional del PRD elegirá nuevo Presidente y Secretario General del partido. En disputa están los recursos que se usarán para fortalecer alguna de las dos candidaturas presidenciales de 2012: la de López Obrador o la de Marcelo Ebrard. La confrontación en el Consejo Nacional se da primordialmente entre el grupo de los Chuchos -que encabeza Jesús Ortega y propone a Jesús Zambrano como nuevo presidente- y el de López Obrador -quien propone a Dolores Padierna. Se espera que cada grupo utilice al interior estrategias similares a las que ha utilizado en contiendas externas, es decir, los Chuchos buscarán alianzas y el grupo de López Obrador se negará a ellas. Con la meta de agrupar a las dos terceras partes de los 343 consejeros, los Chuchos podrían incluso aceptar a un líder distinto al de su facción que le consiga los votos requeridos. Por parte de los lopezobradoristas, podrían tener una estrategia de carro completo, es decir, no ceder para quedarse con todo, o al menos alargar el conflicto.
En este contexto vale la pena resaltar lo que juega a favor y en contra de ambos bandos. López Obrador tiene la ventaja en las encuestas de las alianzas en el Estado de México (Gabinete de Comunicación Estratégica apuntaba un rechazo cercano al 50%) y, por si fuera poco, existe la posibilidad de que militantes del PRI salgan a votar por el no. Con un referendo que apunta a un rechazo a la alianza PRD-PAN en el Estado de México -más allá de las estrategia que los Chuchos pongan en marcha para revertir esa tendencia- López Obrador adquiere un elemento de cabildeo político. Con esto en mente, el 64% de los consejeros nacionales que se opusieron a Obrador en la definición de la consulta en el Estado de México podrían tener nuevas razones para apoyar al tabasqueño. Por otro lado, no hay que subestimar la habilidad que ha tenido Ortega para impulsar alianzas ganadoras y, también, para forjar a lo largo del tiempo una red de favores al interior del partido que le podrían ayudar a que su grupo conserve la dirigencia.
En esta ambivalencia hay quien ha buscado posicionar a Armando Ríos Piter, un perredista de filiación reciente (cercano a Zeferino Torreblanca, el saliente gobernador de Guerrero) con perfil de tecnócrata. Sin embargo, los débiles vínculos de Ríos Piter dentro del PRD lo hacen un candidato implausible, en particular cuando se considera que su nominación puede ser el resultado de una concertacesión política elaborada por Marcelo Ebrard durante el último proceso electoral de Guerrero. Por último, se habla de Javier González Garza. Aunque menos posicionado dentro de las grandes tribus, González Garza puede ser la segunda opción de las facciones que no logren posicionar una fórmula que reúna las dos terceras partes. Finalmente, de no consolidarse ninguna de estas opciones, se apuntaría a un interinato que prolongue el statu quo, y con ello la indefinición de fuerzas dentro del PRD rumbo a 2012.
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