La oposición a la reforma energética ha brindado un frente común al PRD, que no termina todavía de resolver su conflicto postelectoral. Con Acosta Naranjo en la Presidencia y Rigoberto Ávila en la Secretaría de Finanzas, Ortega y Encinas le han dado funcionalidad al partido mientras dirimen –alejados de los reflectores- una fórmula que les permita resolver su elección por la presidencia del partido sin hacer partícipe al “ilegítimo” Tribunal Electoral de la Federación. Así, la estrategia de alargar el tema energético –y desviar la atención mediática del conflicto interno- les viene bien a ambos. Sin embargo, ya aparecieron también las primeras grietas en el “movimiento de la defensa del petróleo”. En el “cierre de filas” en torno a la consulta ciudadana del día miércoles estuvieron presentes Cárdenas, Ebrard, Ortega y los dos coordinadores parlamentarios del partido, pero no asistieron López Obrador, Encinas ni cuatro de los seis gobernadores perredistas. El fortalecido protagonismo de Ebrard (ver sección Cifras y Encuestas) podría significar, tarde o temprano, otra fuente de disenso.
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