PRI: compitiendo contra si mismos

Peña Nieto

En las últimas semanas se ha hecho evidente que la campaña infalible que parecía haberse construido alrededor de Enrique Peña Nieto es vulnerable. Al convertirse oficialmente en el único aspirante priísta a la candidatura presidencial Peña ha transitado de la política local del Estado de México a la dinámica nacional. Este salto representa retos importantes para el equipo de campaña que ha formado, en su mayoría jóvenes políticos mexiquenses que parecen no haber logrado sortear de manera asertiva los riesgos inherentes a liderar una contienda presidencial. La incapacidad de controlar los espacios y medios en los que el candidato es entrevistado ha derivado en una serie de declaraciones desafortunadas, difundidas masivamente en redes sociales, y que podrían ser capitalizadas por sus contrincantes. Aunque es pronto para dimensionar el costo de estos errores, resulta claro que, aun contando con una amplia ventaja en las encuestas, en adelante Peña Nieto deberá ser más cuidadoso para evitar convertirse en su principal obstáculo.
La experiencia vivida por López Obrador como candidato puntero en la elección del 2006 y su posterior derrota demostró que el desempeño de los candidatos durante sus campañas es crucial para revertir un resultado que parecería definido de antemano. El PRI podría reevaluar su estrategia, y asumir los peligros que hoy enfrenta su candidato. El riesgo radica en que para hacer frente a un electorado más informado y exigente -usuario de redes sociales por ejemplo- se guarde al candidato para espacios afines y controlados, y se consolide la imagen negativa de Peña Nieto que, de hecho, quieren combatir. El problema es que nadie sabe qué impacto real tendrán esas redes o cómo contrarrestar sus efectos negativos. Para Peña, como para toda la política mexicana, esta es una nueva dimensión de riesgo y reto.
Pese a los desatinos de Peña Nieto lo cierto es que existen muchos factores, ajenos a la popularidad del candidato, que juegan a favor del PRI. Por ejemplo, Andrés Manuel López Obrador no ha logrado desmarcarse del todo de la imagen de izquierda radical que se opone a conciliar los intereses empresariales y que una vez en el gobierno podría incurrir en un déficit público al implementar políticas populistas. Por el otro, aunque el PAN aún no define un candidato, un tema potencialmente definitorio será la capacidad de quien resulte ser candidato de distanciarse de las estrategias y políticas menos rentables que ha avanzado el Presidente Calderón. Entre estos dos extremos, el PRI podría erguirse como la segunda mejor opción de una importante proporción de votantes indecisos que no simpatizan con los extremos. La pregunta es si lo que parecía su principal activo, el candidato, podría convertirse en un obstáculo para obtener la preferencia de ese tipo de votantes.

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