Cuatro eran los momentos de amenaza para sostener la cohesión interna del PRI con miras a las elecciones presidenciales de 2012: en primer y segundo lugar, la elección del Estado de México y Michoacán, donde tras la victoria de Eruviel Ávila y la reciente victoria de Fausto Vallejo se ha reafirmado la figura de Enrique Peña Nieto y la imagen del partido; en tercer lugar, la determinación de un candidato de unidad, situación sobrepasada una vez que Manlio Fabio Beltrones dejó la contienda y; finalmente, la determinación de los escaños de mayoría y plurinominales para las cámaras de diputados y senadores. Al respecto, los espacios cedidos al PANAL y el PVEM han generado un descontento cuya falta de solución podría generar un resquebrajamiento en las filas del PRI y la imagen del candidato de unidad Enrique Peña Nieto. En las cuatro instancias, la unidad ha mostrado ser menos fuerte de lo aparente.
Peña Nieto se ha construido como una marca gracias a la suma de varios intereses. Puesto que la suma se sostiene a partir de acuerdos reales de rentas y espacios políticos, la determinación de candidatos es fundamental. Sin embargo, varios integrantes del PRI piensan que la cúpula del partido cedió en extremo ante los partidos de alianza al otorgarles 135 posiciones compartidas. Aún cuando en 62 de estos espacios electorales el PRI no ha ganado en los últimos cuatro procesos electorales, existen riesgos importantes. Por un lado, las candidaturas afectan la unidad de los gobernadores ya que si no pueden decidir sobre sus candidatos para las siguientes elecciones, es posible que dejen de operar como muestra de descontento. Por otro lado, la imposición de puestos para otros partidos afectará el sentimiento de las bases estatales quienes, al ser relegados por otra bandera, podrían escindirse.
Por tanto, con todo y la ventaja sustancial de Peña Nieto en las encuestas, el PRI podría pecar de exceso de confianza. Sus filas, como en todo partido, se sostienen por recursos y, como mostró el episodio de Guerrero, una ruptura interna disminuye sustancialmente sus posibilidades de victoria. Las molestias en los estados de Quintana Roo -donde se le ofreció a Jorge Emilio González Martínez la senaduría de mayoría- y Chiapas -donde se le entregó a Mónica Arriola, hija de Elba Esther Gordillo, la primera posición en la fórmula de mayoría para el Senado- entre otros casos, podrían convertirse en un problema mayor para el PRI. Lo que parece evidente es que la elección del 2012 está lejos de ser lineal.
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