PRI: Moreira y la unidad

Peña Nieto

Si una cosa han aprendido los priístas en la década que ha transcurrido desde su derrota histórica de 2000 es que no podrán recuperar la presidencia divididos. Eso ha generado una dinámica en la que todos sus integrantes clave se han dedicado a construir una estructura de unidad sin transformar de manera alguna el partido. El PRI sigue viviendo bajo el paradigma del viejo sistema en el que el poder estaba concentrado y, a través de la disciplina y la fuerza del centro se controlaba al país. Esto, aunado al pobre desempeño de las administraciones panistas –tanto en resultados como en operación– ha creado el mito de que tan pronto regrese el PRI, el viejo sistema se restaurará. La realidad es que ha habido un profundo cambio en la realidad del poder y, por lo tanto, la capacidad de concentrarlo y disciplinar a toda la estructura política es simplemente imposible. A pesar de ello, un grupo de priístas con capacidad y habilidad de operación política estaría en condiciones de lograr un desempeño mejor del que el país tiene actualmente.
Es en este contexto que debe analizarse la prácticamente inevitable coronación de Humberto Moreira como presidente del PRI. Moreira es un operador político capaz que conoce al revés y al derecho a su partido y se ha abocado a entender sus fuerzas y debilidades en todo el territorio nacional. Es, sin duda alguna, el tipo de persona que un candidato que aspira a ganar la presidencia quisiera tener como aliado y operador. Peña Nieto se ha dedicado a construir su candidatura rumbo a 2012 y, como parte de ello, ha llevado a Moreira a la antesala de la presidencia del PRI. Ese movimiento, que ahora parece inevitable, evidentemente choca con otras fuerzas del partido, comenzando por su actual presidenta y por el principal contendiente por la nominación en el PRI, el Senador Beltrones. Sin embargo, tanto Beatriz Paredes como Beltrones saben bien que el costo de una nueva derrota electoral sería infinitamente mayor a la del triunfo de un contendiente interno, razón por la cual parecen haber aceptado lo evidente y asumido el costo. Es igual de claro que, en su momento, vendrán negociaciones entre los actuales contendientes para fijar las reglas de la nominación así como para garantizar la participación del perdedor. Es por esa razón que todo sugiere que, al menos en este momento, la elección de 2012 está en manos del PRI.
Pasada la elección de 2012 el tema de Moreira podría ser delicado. Evidentemente, él no está en esto sólo para ser presidente del PRI. Independientemente de sus ambiciones políticas de largo plazo, es claro que Moreira querría una posición relevante en el gabinete de un eventual presidente priísta. De ser así, México podría estar en la antesala del peor de todos los escenarios en materia educativa: la Secretaría de Educación Pública en manos del sindicato.

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